
Un hombrecillo
subía una
interminable
y monotona
escalera caracol.
Metros, metros
y mas metros
de desesperantes
escalones.
Su mente los
producía
uno sobre
otro.
Un peldaño,
despúes el
siguiente,
y el subsiguiente.
Cansador,
agotador,
devastador,
aterrador
sentimiento
de angustia,
de agotamiento,
de cansancio extremo
elevado a la enésima
potencia.
Mirando hacia
abajo
un desfile
descendiente
de triangulos
convergentes
en un punto.
Hacia lo alto
una procesión
de lineas
curvas
enruladas
de forma perversa.
Ese era el único
paisaje que recordaba.
Esa la única imagen
que veia desde hacia
horas o tal vez dias,
meses o años.
Y su
mente
los seguía
creando.
3 comentarios:
me encanto muy lindo segui con esa magia de ablandar corazones
Bello poema
cierto
fuerte
me identifico :s
Muy bueno!
y seguía creando eso...
ayer vi una pelicula llamada vainilla sky y lo de la mente y eso me viene otra vez
me gusta este poema, saludos!
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