sábado, 12 de noviembre de 2011

En el filo de tus ojos

En el filo de tus ojos desperté esta noche en la que el cuarto se derrumba y cae en mil pedazos.
Saltan los escombros de la costanera y las partículas de arena verde enmohecida.
El piso tiene puntas de atardeceres incrustados. El sol derretido bajo la alfombra de pelo largo la transforma en cuna de brazos incandescentes. Zapatos aplastados y empolvados arriba del ropero sin encontrar sus pares. Las venas arrancadas de las paredes chorrean luces chispeantes de estrellas y constelaciones. Un alud de flujos rebalsando por las macetas de las ventanas. Ropas revueltas y enredadas cenando danzantes a las cucarachas que corren atolondradas ante el desastre. Trasladan como pueden sus recuerdos. Los ponen a resguardo de las polillas que luego de arrasar con lo poco que queda de las puertas tratan de comerse a esas ropas enredadas. Los tules rasgados aplicando formas con el viento despellejan la cara atónita del muerto y su incertidumbre ante la certeza de la muerte.
El canibalismo tiene lugar mientras implosiona el cuarto y la cama.
Y las sábanas secan contenedoras las lágrimas que brotan del filo de tus ojos.

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