
Estaba la vaca al costado del camino, con pocas pulgas y cero paciencia, vestida de gris porque de tanto blanco y negro se asqueaba. Aburrida de pasear en tranquilos campos verdes, de tragar kilos de pasto y defecarlos. Miraba al cielo y pensaba -¿Cuándo será el día que las vacas vuelen? Que destino tan pobre, que futuro tan obvio, que tan poco para hacer…-al menos si fuese una oruga, después de comer kilos de hojas y de dormir en un capullo oscuro ¡¡¡me convertiría luego en mariposa!!!-
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