Y ahora el sapo abre grande su boca y suelta
verdades envueltas en insectos, no huele bien, huele a podrido. Revuelve escombros,
cenizas y basura de debajo de la alfombra. Es un sapo habilidoso a la hora de
camuflarse, un camuflaje que hasta a él lo confunde.
Hay sapos que se creen príncipes porque alguna
vez besaron a una princesa…
1 comentario:
muy bueno, me dejo pensando
Publicar un comentario