Una cascada verde
baja por los árboles.
Contrasta con el gris del cielo.
Algunas pocas flores rosas y violetas
resisten a la llegada del otoño
que no se decide a quedarse.
Y ese contraste es tan vivo
que es felicidad
y es dicha.
Es gozo que penetra
e inunda
y desborda.
Sacude las entrañas
despeina el alma
esa que se mira prolijita en el espejo.
Y entonces destruye desamores
no deja lugar a la tristeza.
Se entona,
se perfila,
crece
y humedece
toda la aridez
que había.
Devuelve la vida,
esa que estaba dormida.
2 comentarios:
Retribuyo tu visita. Me gusta mucho eso de "despeinar el alma" Es muy bueno y sano. Solemos estar bastante cargados de "fijadores" que no nos dejan disfrutar la vida.
Un abrazo
Rod
Gracias Rodolfo por pasar y por tu comentario!!! un abrazo
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